La creatividad desde la psicología cognitiva
El estudio de la creatividad, entendida como un proceso de alto nivel, se ha abordado desde la psicología cognitiva y desde el enfoque interaccionista o procesual impulsado por los modelos de la cognición social (Endler, 1993; Endler y Magnusson, 1974; Endler y Parker, 1992) y de la Teoría de Sistemas (Bertalanffy, 1968).
A partir de los años 70 del siglo XX, los conceptos cognición y creatividad se empiezan a abordar conjuntamente. La Psicología Cognitiva se interesa por la creatividad y desde su marco se han propuesto diversos conceptos/constructos que siguen en vigor actualmente. A continuación se muestran algunos de los más destacables:
A nivel de investigación, han captado mucha atención las estrategias cognitivas y dentro de estas los estilos cognitivos (Allport, 1937). También se han abordado los procesos de atención y percepción, así como, los de inferencia y atribución y cómo se integran estos en los dos modelos de Procesamiento de la información (PI) -bottom-up / down-top- (Abelson y Black, 1986; Nisbett y Ross 1980).
Estrategias y estilos cognitivos
Estrategias
Son variables personales, internamente coherentes e impulsoras de una dirección específica y característica en la interacción del individuo con su entorno (Hettema, 1989).
Mediante las estrategias la persona trata de manejar la información de la manera más eficiente (desde una perspectiva adaptativa, que no lógica). Trata, por tanto, de sacar el máximo partido de la información, optimizando los recursos cognitivos, ahorrando esfuerzos en procesamiento mental.
Las estrategias se emplean de forma no consciente, con mayor o menor éxito, aunque el balance suele ser bastante positivo en términos adaptativos.
Los estilos cognitivos
Como parte de esas estrategias, se han planteado otros constructos, tales como, los estilos cognitivos (Allport, 1937) que se han relacionado con comportamientos específicamente humanos como la creatividad. Los estilos cognitivos, representan las formas en la que se procesa y almacena la información.
Uno de los autores que aborda los estilos cognitivos y la creatividad es Kirton (1976; 1994). Este autor propone un visión evolucionista para relacionar la creatividad con los estilos cognitivos.
Otros estilos cognitivos abordados por la literatura son:
- Dependencia-Independencia de campo (Witkin y Goodenough 1981),
- Reflexividad-Impulsividad (Kagan et al., 1964) y
- Asimiladores-Exploradores (Kaufmann, 1979).
Metacognición
La metacognición es el conocimiento que se tiene sobre el propio fenómeno cognitivo, o el conocimiento que tiene el individuo sobre el conocimiento que posee (Flavell, 1970).
La metacognición tiene dos componentes: conocimiento y control. El conocimiento versa sobre cómo opera el propio proceso cognitivo y el control hace referencia a cómo el individuo puede controlar sus propias operaciones cognitivas (Jausovec, 2011).
La metacognición se ha relacionado con la solución creativa de problemas (CPS).
Pensamiento divergente
El pensamiento divergente es un constructo de la psicología cognitiva acuñado por Guilford (1967). Afirmaba que este tipo de pensamiento se asocia a la creatividad y es opuesto al pensamiento convergente o pensamiento aplicado en la solución de problemas y que es susceptible de ser medido con test de medida del cociente intelectual (CI).
El trabajo de Guilford, si bien, no es el único sobre pensamiento divergente, sí representa el modelo más comprensivo sobre este constructo (Runco, 1999).
Para medir la divergencia, entre los índices más comúnmente empleados están la flexibilidad, la fluencia y la originalidad de las ideas (Guilford, 1967). La flexibilidad tiene una gran importancia y hace referencia a la cantidad de categorías diferentes que se manejan al producir ideas, la fluencia indica la cantidad de ideas, independientemente de que pertenezcan a la misma categoría.
Algunos autores prefieren ver la convergencia y divergencia de pensamiento como un continuo, en lugar de cómo una dicotomía (Eysenck, 2003).
Otros centran su atención en la tarea y plantean que tal vez no existan los problemas convergentes o divergentes puros, sino que ambas estrategias son necesarias para alcanzar la solución.
El pensamiento divergente se suele equiparar al pensamiento creativo y, aunque no son exactamente la misma cosa, el potencial de pensamiento creativo se suele medir a través de test de tareas divergentes, aunque no siempre es lo más apropiado.
Solución creativa de problemas (CPS)
Los estudios sobre solución de problemas parten de los trabajos de Wallas (1926) y su modelo de cuatro fases:
Sobre esta base conceptual, Osborn (1957) elabora un modelo con el que intenta explicar el papel de la creatividad durante el proceso de solucionar un problema. Dicho proceso, denominado Creative Problem Solving (CPS), consta de siete pasos.
El modelo inicial de Osborn fue posteriormente adaptado por Parnes, quien lo redujo a solo cinco etapas. Es el modelo conocido como Osborn-Parnes (1967).
Posteriormente, se han propuesto otros modelos de solución creativa de problemas (CPS) pero, en su esencia, contemplan las mismas etapas.
Varios autores apuntan a que el éxito de un proceso CPS va a depender de cómo se ejecute cada una de las etapas y que la clave puede ser las habilidades cognitivas y no cognitivas del solucionador (Amabile, 1996; Mumford, 2012). En este sentido, puede haber individuos que favorezcan unas fases del CPS respecto a otras, en función de los estilos cognitivos que desplieguen (Kirton, 1976).
Atención y percepción
Un rasgo cognitivo que se ha relacionado con la creatividad es la riqueza perceptual. Los individuos creativos tienen una gran apertura a diversas experiencias y una gran tolerancia a la ambigüedad (McCrae, 1987), características que les lleva a buscar continuamente la novedad y la complejidad.
Una habilidad especial de estas personas parece ser la dispersión de la atención, entendida como la tendencia a atender simultáneamente a más de un estímulo o cognición (Martindale, 1995).
También se ha considerado importante para la creatividad la autopercepción o autoeficacia. Este constructo cognitivo se enmarca en la Teoría Social Cognitiva y se define como:
las creencias en las propias capacidades para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para obtener determinados logros (Bandura, 1977, p. 3)
Se ha demostrado que individuos con alta autoeficacia tienen una mayor persistencia para superar obstáculos y aprender de los contratiempos, al tiempo que incrementan su eficacia según van superando los obstáculos (Bandura, 1986).
Si se relacionan los estilos creativos propuestos por Kirton (1976) con la teoría de autoeficacia de Bandura, parece ser que los individuos con estilo innovador puntúan más alto en autoeficacia o confianza creativa que los adaptadores (Phelan y Young, 2003).
Atribución e inferencia
Los modelos atribucionales derivan de la propuesta de psicología ingenua de Heider (1958) en la que se indica cómo deberían pensar, racionalmente, las personas para encontrar las causas del comportamiento de los demás. Con su propuesta teórica, Heider establece las bases de la Teoría de la atribución y la Teoría del equilibrio.
La teoría de la atribución (leer entrada completa en este link) puede relacionarse con cualquier ámbito que implique juicio, percepción y pensamiento. Así, en 1995, Joseph Kasof la aplicó al estudio de la creatividad, proponiendo que esta tiene tanto aspectos subjetivos como objetivos.
Como aspectos objetivos de la creatividad, Kasof propone la originalidad, la novedad y la infrecuencia. Estas tres características son alguna de las dimensiones de muchos test de creatividad.
También se han aplicado en la evaluación de la creatividad de productos, en muchas ocasiones mediante el empleo del juicio ciego, lo que parece dar bastante fiabilidad al proceso de evaluación. Sin embargo, Kasof sostiene que estos tests tienden a reducir la validez ecológica y anulan el punto de vista social cuando, realmente, la aceptación de productos originales es una construcción social.
Las teorías de la atribución subrayan los factores situacionales, desafiando las teorías convencionales de la creatividad que se centran más en factores disposicionales. Kasof también explicó tres mecanismos básicos que influencian las atribuciones de creatividad, a saber; covariación, saliencia, y sesgo egoísta.
Referencias
Texto adaptado de:
Aguilera-Luque, A.M. (2016). Creatividad Organizacional: un Estudio Cuantitativo de la Eficacia de los Programas de Entrenamiento en Creatividad. (Tesis Doctoral). Universidad de Valencia.
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