Desarrollo personal: niveles neurológicos para el cambio
Desarrollo personal: la complejidad del comportamiento humano
Las personas somos complejas. Tenemos consciencia de nuestros actos y capacidad de conocer y revisar nuestra propia consciencia, es decir, somos metaconscientes. Esta es la principal característica que nos distingue del resto de seres del planeta, característica que tiene sus luces y sombras.
La metaconsciencia nos ayuda a vivir en sociedad, a regularnos y a intentar anticipar el comportamiento ajeno, aunque no siempre lo consigamos. Esa misma metaconsciencia colabora en la conformación de una vida psíquica tan llena de niveles y matices que no siempre somos capaces de manejar adaptativamente, esto puede causarnos sufrimiento y, en ocasiones, causárselo también a quienes nos rodean.
Los niveles neurológicos según la Programación Neurolingüística (PNL)
Cualquier conducta y cualquier situación de nuestra vida podemos analizarla desde distintos niveles de profundidad que van desde lo que vemos, nuestros comportamientos externos, hasta lo más profundo de nuestra psiquis. Hay autores que los denominan niveles neurológicos y desde cada uno de ellos se analizarían los potenciales cambios para el desarrollo personal, identificando aspectos limitantes o capacitadores de dicho cambio.
Según la programación neurolingüística, estos niveles del pensar y del ser se rigen por una serie de reglas:
- Cada nivel organiza y controla la información percibida por un nivel inmediatamente inferior
- Los cambios en niveles superiores afectan a los niveles inferiores. Mientras que los cambios en niveles inferiores no tienen por qué afectar a niveles superiores.
- Un nivel inferior mal estructurado es un mal soporte para los niveles superiores.
A través de estos niveles, vamos creando nuestros esquemas y mapas mentales que nos ayudan a interpretar y comprender el mundo. Conocer cómo están establecidos estos niveles en nosotros mismos, nos ayuda a comprender mejor cómo percibimos, actuamos y sentimos. Esto nos facilita una estructura desde la que desarrollar potenciales aprendizajes y cambios, mejorando nuestras relaciones con el entorno.
Dichos niveles se suelen representar en un pirámide de siete escalones que empieza por el nivel del entorno y culmina en el nivel transpersonal.
Pirámide de niveles
El entorno (nivel 1)
es lo que percibimos a través de los sentidos y ante lo que reaccionamos. En el entorno tienen lugar nuestras acciones, nuestras relaciones y está enmarcado por el periodo de tiempo en el que se producen tales situaciones.
La conducta (nivel 2)
Son las acciones concretas que realizamos para relacionarnos con el entorno. La conducta está enmarcada por nuestros sentidos.
Las capacidades (nivel 3)
Son las aptitudes, habilidades y estrategias que desplegamos en nuestra conducta. Es el nivel relacionado con el aprendizaje mediante el cual nos adaptamos al entorno y alcanzamos objetivos. Es un nivel facilitador del cambio, ya que mediante las capacidades podemos regular nuestra conducta.
Las creencias (nivel 4)
Son nuestras razones y verdades, configuran esquemas que nos mueven a pensar y actuar de un cierto modo. Son las generalizaciones que hacemos sobre lo que nos rodea y sobre nosotros mismos. Afectan a nuestra percepción y pueden potenciar o limitar ciertas conductas, afectando a las potenciales capacidades que tenemos.
Valores (nivel 5)
Son más estables que las creencias y dirigen nuestra vida desde un nivel psíquico más profundo estableciendo qué es importante para nosotros y cuál es nuestra posición ética y moral ante el mundo. Orientan nuestras aspiraciones personales, nuestro juicio del bien y el mal y nuestras preferencias. La satisfacción y realización personal requiere conocer cuáles son nuestros valores y actuar en consecuencia para no caer en conflicto interno.
Identidad (nivel 6)
Es el sentido del yo o forma de reconocernos a nosotros mismos como individuo dentro del conjunto. Es un compendio de conductas, capacidades, creencias y valores que nos hace diferentes a los otros y dotan a nuestra existencia de valor diferencial.
Misión (nivel 7)
Constituye la esencia de nuestra existencia, dota de sentido a nuestra vida y nos orienta hacia un futuro motivador. Es nuestra aportación al mundo cuando alineamos conductas, capacidades, creencias, valores e identidad hacia un propósito existencial.
El colofón es el nivel transpersonal o sistémico, que trasciende lo que percibimos a través de los sentidos. El individuo despliega su atención hacia el grupo cobrando mayor interés, aunque sin perder totalmente su carácter individual.