Teorías de la creatividad y modelos explicativos clásicos
Desde mediados del siglo XX, se han propuesto diversas teorías de la creatividad y modelos explicativos que intentan dar cuenta de este fenómeno humano. Hasta la fecha, no se ha encontrado una teoría suficientemente integradora por lo que coexisten varias que se entienden igualmente válidas.
Este artículo aborda algunas de las más destacables; desde los modelos personalistas o centrados en el individuo, hasta los modelos interaccionistas, que se centran en la interacción de la persona con su entorno.
Teorías de la creatividad centradas en el individuo
Teoría del umbral de inteligencia
Torrance (1962), desde el estudio de rasgos individuales, sostiene que la inteligencia es condición necesaria pero no suficiente para la creatividad.
Según la teoría del umbral, se requiere un cierto nivel de inteligencia para que aflore la creatividad, si bien por encima de cierto nivel, que se suele establecer en un cociente intelectual (CI) de 120, no se ha encontrado una correlación positiva entre ambos constructos.
Por tanto, la genialidad, entendida como un alto CI, no garantiza una mayor creatividad que una inteligencia media. Un trabajo discordante con esta teoría es, entre otros, el de Runco y Albert (1986).
Teoría evolutiva de la creatividad
Campbell (1960) propone un modelo de creatividad basado en la teoría de la evolución de Darwin y en su mecanismo explicativo de la selección natural.
Evolución y selección natural
Según Darwin, las especies cambian aleatoriamente en su desarrollo filogenético debido a factores como la mutación genética, a través de un proceso ciego que no está dirigido por la inteligencia ni es volitivo. Algunos de esos cambios son beneficiosos para el organismo en términos de supervivencia y reproducción y, por tanto, de adaptabilidad.
Los organismos que han experimentado tales mutaciones incrementan sus probabilidades de transmitir, genéticamente, las nuevas características a la siguiente generación. De este modo, se considera que esos cambios fortuitos han sido seleccionados por la naturaleza produciéndose la evolución de dicha especie hacia un nuevo estadio.
Evolución y creatividad
La teoría de Campbell sigue un proceso similar al anterior para explicar la producción creativa. El proceso de creación se iniciaría generando ideas, de forma ciega o aleatoria, orientadas a solucionar un cierto problema.
Campbell sostiene que si se requiere creatividad para solucionar una situación primero ha de rechazarse el pasado, como base para construir un nuevo conocimiento. Si tal ruptura con el conocimiento pasado no se produce, entiende que cualquier propuesta no será realmente creativa.
Tras esa producción ciega o aleatoria, el sujeto pasará a una fase de evaluación en la que determinará si la propuesta se ajusta a sus necesidades. Una vez aceptada la nueva idea, será retenida para emplearse en posteriores situaciones similares, estableciéndose un paralelismo entre la evolución de ideas y la evolución de las especies por selección natural (Weisberg, 2006).
Teoría del pensamiento divergente
Dentro de la psicología cognitiva, Guilford (1967) propone la existencia de un tipo de pensamiento para la creatividad que se distingue del pensamiento normalmente asociado a la inteligencia medida mediante cociente intelectual o CI: el pensamiento divergente. Es un tipo de pensamiento adecuado para resolver problemas abiertos o de múltiple respuesta.
Pensamiento divergente en el Modelo del intelecto
En su Modelo del Intelecto, Guilford incluyó 24 ítems orientados a medir dicho pensamiento divergente. En la misma línea, autores como Torrance (1972) también incorporaron el pensamiento divergente en sus modelos explicativos de la creatividad.
Teoría de las Inteligencias Múltiples
También con un corte cognitivo, Howard Gardner (1983) entiende la inteligencia como un constructo multidimensional formado por diversos tipos de inteligencia. Propuso siete tipos diferentes en su primer modelo y posteriormente añadió un octavo. Aún hoy, se sigue investigando la existencia de otras inteligencias adicionales. Además, sostiene que la inteligencia y la creatividad no son entidades separadas.
Creatividades múltiples
Según Gardner la creatividad es múltiple como lo es la inteligencia (Gardner, 1993) y sostiene que los test de creatividad fallan al suponer que un buen desempeño en tareas de pensamiento divergente, generalmente triviales, puedan garantizar la predicción de comportamientos creativos futuros en cualquier otro campo (Gardner, 1983).
Creatividad y motivación
Según Gardner la creatividad se apoya en un pacto faustiano por el que el individuo renuncia a lo fácil y agradable para conseguir algún objetivo concreto. De este modo, este autor dota a la creatividad de un carácter motivador para el logro de metas.
La teoria asociativa
El asociacionismo es una teoría inicialmente filosófica, con autores como John Locke y David Hume, quienes afirmaban que el proceso mental opera por la asociación de un estado con los estados sucesores.
Según esta teoría, las leyes que rigen el pensamiento son la de contigüidad y la de semejanza. Mediante estas leyes las ideas se asocian en la mente, siendo aplicables a cualquier proceso mental. Para los asociacionistas la mente no crea de la nada sino que siempre se produce algo por nuevas combinaciones de lo que ya está almacenado.
La teoría asociativa explica el pensamiento creativo como un proceso por el cual elementos dispares se unen en nuevas combinaciones para realizar una propuesta útil. Permitiendo un proceso de búsqueda amplio, que pueda generar una gran variedad de asociaciones, se facilita la creatividad.
La creatividad según Mednick
El principal autor de la corriente asociativa es Mednick (1962). Según este autor, la combinación de los elementos más remotos es entendida como más creativa que la combinación de elementos más similares o cercanos, conceptualmente hablando.
Entiende que una persona puede producir soluciones creativas a través de uno de los tres siguientes procesos: serendipia, similitud y meditación. La serendipia sería un proceso de asociación accidental, la similitud lo sería por evocación entre dos elementos y la meditación produciría evocación al presentarse tres o más elementos.
Su teoría queda operativizada en el Test de Asociaciones Remotas (RAT), ampliamente utilizado en investigación sobre pensamiento creativo. Las actuales investigaciones y teorías sobre creatividad siguen contemplando el estudio del proceso de asociación y su importancia para la generación de ideas creativas (Russ y Dillon, 2011).
Teorías de la creatividad y modelos interaccionistas
Desde este paradigma, se propone que la creatividad se manifiesta o se inhibe cuando se da la convergencia e interacción de diferentes dimensiones.
Los modelos interaccionistas suelen enmarcarse en el campo de la cognición social, dado que el contexto influye en la conducta a través de la percepción e interpretación que el individuo hace de él (Lewin, 1951), así como, por la forma en la que la presencia física, imaginada o implícita de otros individuos influye en nuestros procesos de cognición (Allport, 1954).
La teoría de la atribución aplicada al estudio de la creatividad, acerca los modelos personalistas a los interaccionistas, al entender que el hombre forma un todo con el entorno que lo rodea. Así Joseph Kasof (1995) propone una visión de la creatividad como construcción social, pues la creatividad cobra sentido en un entorno cultural y época concreta.
Entre los modelos integradores más influyentes cabe citar:
- el modelo evolutivo de Simonton,
- el modelo componencial de Amabile,
- el modelo sistémico de Csikzentmihályi,
- la teoría de la inversión de Sternberg y Lubart,
- el modelo biopsicosocial de Dacey y Lennon y
- el modelo sociocultural de Sawyer.
Modelo evolutivo
Simonton (1989) propone su teoría Chance-Configuration, partiendo de la propuesta de Campbell (1960) y con claras influencias darwinistas.
En esta teoría, Simonton presenta una serie de adaptaciones al proceso de generación y evolución de ideas por selección natural mediante variación ciega y retención selectiva, al incorporar elementos cognitivos, rasgos de personalidad e influencias del entorno, consiguiendo un mayor alcance explicativo que sus predecesores.
El Modelo Componencial
Con el modelo Componencial, Amabile (1983) asume una influencia del ambiente en los tres componentes que esta autora propone para la creatividad: destrezas para el dominio, destrezas para la creatividad, motivación en la tarea.
Destreza para la creatividad es un estilo cognitivo que implica capacidad para trabajar con la complejidad, el cambio de actitud mental cuando se trabaja en un problema, estrategias para generar múltiples ideas, un estilo de trabajo en el que predomina el esfuerzo y la concentración, la habilidad para dejar a un lado los problemas y una alta energía.
Amabile (1990; 1996) resalta la importancia de la motivación sobre los otros componentes de su modelo, dotándola de una capacidad compensatoria en caso de ausencia o debilidad de los otros componentes. Afirma que la motivación marca la diferencia entre lo que un individuo puede hacer y lo que realmente hace (Amabile, 1990).
El papel determinante que le concede a la motivación intrínseca tiene que ver con la relevancia que su modelo otorga a la situación y a la posibilidad de intervenir sobre las restricciones externas que actúan sobre la motivación, así como, a la posibilidad de facilitación social y de entrenamiento de la creatividad.
En su estudio, Amabile presenta distintos trabajos que evidencian los efectos sociales de inhibición y modelización de la creatividad. En concreto argumenta que:
- El rendimiento creativo puede inhibirse cuando otros miembros están presentes en una evaluación de la capacidad del individuo.
- La exposición a modelos de creatividad puede tener un impacto positivo en el logro temprano de la creatividad.
- Los modelos pueden mejorar el rendimiento de la persona en un test de creatividad, pero sólo si el comportamiento modelado es muy similar al rendimiento evaluado.
Modelo sistémico
Este modelo entiende la creatividad como el resultado de las interacciones que se producen entre los tres elementos del sistema propuesto: el dominio, el campo y la persona. Esas interacciones son las que determinarán si una contribución será creativa o no (Csikszentmihályi, 1999).
El dominio
Representa “los parámetros de un sistema de símbolos culturales” (Csikszentmihályi, 1990, p. 190) dentro de una determinada área de creatividad. Es decir, «el conjunto de reglas y vocabulario con una gramática y una sintaxis» (p. 200) que cambiarán en cada área del conocimiento.
El campo
Es el conjunto de individuos que conocen las reglas gramaticales de un dominio y comparten un uso e interpretación concreta de ellas, si bien, no tienen por qué ser compartidas por otros miembros del mismo dominio. Sería el caso de dos corrientes teóricas dentro de una misma rama del conocimiento, en las que se comparte dominio pero no campo.
Según Csikszentmihályi, el individuo se incorpora a una especie de ciclo en el que el dominio trasmite información a la persona y esta produce alguna variación que podría ser seleccionada por el campo. El campo, a su vez, trasmitirá las variaciones seleccionadas al dominio, modificándolo finalmente en un ciclo continuo (Mumford, 2012).
Teoría de la inversión
Sternberg y Lubart (1991; 1995) proponen un modelo psico-económico en el que la creatividad se entiende como una inversión. Según estos autores, la gente creativa, como los buenos inversores, «compran a la baja y venden al alza» (Sternberg y Lubart, 1991, p. 2) refiriéndose a una compraventa situada en el campo de las ideas.
Visión economicista de la creatividad
Los individuos creativos generan ideas que son poco aceptadas, pero intentarán convencer a otras personas del valor de sus ideas, posteriormente las venderán caras mientras buscan nuevas ideas impopulares para vender. Según Sternberg y Lubart (1995) para comprar baratas y vender caras las ideas el individuo creativo tiene que:
- generar opciones no pensadas por otros, reconocer y discriminar las buenas opciones de las que no lo son;
- conocer los avances en el campo de trabajo e identificar lagunas;
- pensar y actuar creativamente, disfrutar haciéndolo, ir contracorriente y tener la capacidad de ver el conjunto y los detalles;
- voluntad de asumir riesgos y superar obstáculos;
- empuje para entrar en acción;
- tener un entorno y circunstancias favorables.
Esta lista se corresponde con los seis elementos, fuentes o recursos, que convergen para formar la creatividad: inteligencia, conocimiento, estilo de pensamiento, personalidad, motivación y circunstancias (Sternberg y Lubart, 1991; 1995). Con la configuración propuesta, los autores proponen la siguiente definición de creatividad:
La creatividad implica la aplicación de estos componentes de procesamiento a relativamente nuevos tipos de tareas o situaciones, o la aplicación de estos componentes a tareas o situaciones familiares de una forma novedosa, con la finalidad de adaptar, seleccionar o lo que es más importante, de configurar el ambiente (Sternberg y Lubart, 1991, p. 7).
El modelo de inversión asume que la creatividad no es solo el resultado de la suma de recursos, sino que establece:
- existen umbrales para determinados componentes por debajo de los cuales la creatividad no es posible;
- puede existir una compensación parcial por la cual si un componente es alto (p. ej. la motivación) puede compensar la debilidad de otro (p. ej. el ambiente) y
- puede existir una interacción entre los diversos componentes. Por ejemplo, altos niveles en inteligencia y motivación ejercerían una influencia multiplicativa en el nivel de creatividad.
Modelo biopsicosocial
Este modelo parte de la concepción biopsicosocial del comportamiento, desde la que se entiende que cualquier acto emerge de la compleja interacción de tres factores; biológicos, psicológicos y sociales. Dacey y Lennon (1998) plantean un modelo bidireccional de cinco capas que interactúan entre ellas y con un sexto factor, el tiempo, afectándose unas a otras a través del conjunto.
Modelo sociocultural
Sawyer (2006) sostiene que en las dos últimas décadas el estudio de la creatividad ha ido centrándose hacia un enfoque sociocultural e interdisciplinar que explicaría el desempeño creativo de la persona dentro de su contexto. Con tal afirmación introduce la teoría sociocultural y su propuesta de una nueva ciencia: la ciencia de la innovación humana.
Sawyer propone no solo una visión sociocultural de la creatividad, sino también del propio estudio de la cuestión. Afirma que uno de los errores que se han cometido al intentar explicar la creatividad es haberlo hecho desde un enfoque exclusivamente psicológico, pues la creatividad debe ser una materia de estudio multidisciplinar. Según el autor, esta fue la causa de que en los inicios de los 80 emergiera el enfoque sociocultural del estudio de la creatividad. Este paradigma multidisciplinar integra especialistas que han descubierto que «explicar la creatividad requiere no solo entender la inspiración individual, sino también factores sociales como la colaboración, las redes de apoyo, la educación y el bagaje cultural» (Sawyer, 2006, p. 4).
REFERENCIAS
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Torrance, E. P. (1972). Predictive validity of the Torrance Test od Creative Thinking. Journal of Creative Behavior, 6(4), 236–252.
Favor de incluir fuentes y referencias por favor, o la liga del documento donde se tomó que si tenga esos apartados.
Saludos!!!
Hola Eduardo,
Gracias por avisar del fallo.
Todas las referencias puedes encontrarlas mi tesis DOI10.13140/RG.2.s2.16524.21122.
Un saludo,
Ana M. Aguilera
Ana Maria Aguilera Luque:Gracias por su aportacion de su trabajo. me sirvio mucho para realizar mi ensayo en la materia de psicologia de la educacion en el tema de las teorias asociacionalistas y cognitivas del aprendizaje. para mi maestria en educacion. incluyendo sus fuentes y referencias personales en la bibliografia forma APA.
Muchas gracias a Ud. por sus comentarios.
Un saludo,
Ana M. Aguilera